En un emotivo regreso a sus raíces, el ingeniero malagueño de la NASA, Carlos García-Galán, fue acogido este lunes con honores en Vélez-Málaga. El ilustre visitante, que pasó sus veranos juveniles en Torre del Mar, ha marcado un hito en su carrera al liderar la Oficina de Integración del Módulo de Servicio Europeo del proyecto Orión en el Centro de Investigación Glenn, una pieza clave en la misión Artemis I que apunta a conquistar Marte.
La bienvenida oficial estuvo encabezada por el alcalde, Jesús Lupiáñez, quien junto a la comunidad educativa y autoridades locales, celebraron la visita con una serie de eventos. García-Galán, quien también firmó el libro de honor de la ciudad, compartió experiencias y aspiraciones durante una conferencia dirigida a cientos de estudiantes de Bachillerato, incentivándolos a soñar en grande y perseguir carreras en la ciencia y la ingeniería.
El alcalde Lupiáñez expresó su orgullo y honor por recibir a un hijo de la localidad que ha alcanzado las estrellas. Subrayó la importancia de la visita de García-Galán como un testimonio de que con esfuerzo y dedicación, los sueños más lejanos pueden hacerse realidad. Además, el evento sirvió como plataforma para motivar a la juventud local a considerar futuras carreras en la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Española.
Por su parte, García-Galán compartió su entusiasmo y la importancia de la nueva era de exploración espacial, destacando la necesidad de talentos jóvenes y preparados para continuar la odisea espacial. Resaltó que ya no es necesario emigrar a Estados Unidos para participar en proyectos de envergadura espacial, ya que Europa y España están activamente involucradas en la exploración del cosmos.
Finalizando su visita, el ingeniero recorrió varios lugares emblemáticos de Vélez-Málaga, como la Sala Cervantes y el Centro del Exilio, donde continuó inspirando a los jóvenes con sus palabras y experiencia. La visita no solo fortaleció lazos entre la comunidad científica internacional y local, sino que también dejó una huella imborrable en las jóvenes mentes de Vélez-Málaga, quienes ahora ven el cielo no como un límite, sino como el comienzo de sus futuras exploraciones.
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