MÁLAGA, 20 May. –
Agentes de la Policía Nacional han detenido a un hombre de 62 años por su presunta responsabilidad en el asesinato de un joven de 21, cuyo cuerpo sin vida fue localizado con herida por arma de fuego, el 30 de agosto de 2022, en una finca de Los Montes de Málaga. Novedosos procedimientos en el ámbito de la Policía Científica han permitido seguir la pista de los vestigios de tipo biológico dejados por el presunto homicida en el escenario del crimen, y finalmente proceder a su arresto.
Así lo han detallado en rueda de prensa el subdelegado del Gobierno en la provincia de Málaga, Javier Salas; el comisario principal, jefe provincial, Enrique Barón, y los investigadores –Policía Judicial y Policía Científica–, quienes han incidido en la “compleja” investigación que ha llevado a identificar y localizar en Badajoz al sospechoso, que cuenta con antecedentes por delitos de la misma naturaleza, y que ha ingresado en prisión este pasado domingo por orden del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga.
La operación policial se inició horas antes del hallazgo del cuerpo sin vida de un joven en un paraje conocido con el nombre de Los Ciegos, en Los Montes, tras la denuncia por desaparición presentada por la familia.
Según las averiguaciones, la tarde antes de localizar el cadáver, día 29 de agosto de 2022, la víctima se había dirigido a una casa de aperos propiedad de sus padres, en Los Montes, donde se disponía a recoger unas algarrobas. Allí, tenía el permiso de los dueños de las fincas colindantes para recoger los frutos, actividad que le permitía sufragarse los gastos de un joven estudiante.
No obstante, esa misma tarde, el chico contactó telefónicamente con su padre, a través de Whatsapp, y le llegó a informar que se había topado con un cazador armado, junto a la casa de aperos, y que llegó a ofrecer agua al desconocido –en un intento, al parecer, de ganarse su confianza ante lo inesperado de la situación–. En similares términos, la víctima se refirió en un chat de grupo compartido con unos amigos.
Al parecer, a partir de ese momento, ya nadie volvería a tener contacto con la víctima, localizada sin vida a la mañana siguiente, sobre las 08.30 horas “con herida por arma de fuego en cabeza y cuello”. Según la inspección ocular llevada a cabo por los investigadores de Policía Judicial y Policía Científica, la víctima recibió dos disparos, un primer impacto de cartuchería de postas, y un segundo, “a bocajarro”, con munición de perdigones.
Así, han detallado, daba comienzo una “complejísima investigación”, en la que, de partida, no se contaba con testigos directos de los hechos ni tampoco con imágenes de cámaras de seguridad. En la escena del crimen, los agentes recabaron una serie de indicios y vestigios que resultarían más tarde fundamentales para incriminar al sospechoso.
Las primeras pesquisas se centraron en identificar y tomar declaración a todos los cazadores autorizados en los puestos de caza o aguardos de la zona, tanto los actuales como de los últimos años; agentes forestales; asociación de vecinos y de cazadores; cazadores furtivos; guardeses de la zona; vecinos de las casas y diseminados colindantes, entre otros.
Asimismo, se estudió y tomó declaración, a través del Registro de la Propiedad, a los propietarios actuales e históricos de las tierras donde ocurrieron los hechos.
Han explicado que durante las semanas y meses que siguieron al inicio de la investigación, se contrastaron todas y cada una de las informaciones que aportaban los vecinos. Fueron más de 60 declaraciones e innumerables entrevistas y buceo en registros y archivos que pudieran aportar luz sobre lo ocurrido.
VESTIGIOS DE TIPO BIOLÓGICO EN UNA CREMALLERA DE LA MOCHILA
Paralelamente, los investigadores tiraban de otro hilo, en el ámbito científico; unos vestigios de tipo biológico, hallados en una cremallera de la mochila que portaba la víctima el día de su muerte.
En concreto, ese estudio científico, apoyado en las bases de datos existentes de toma de muestra de ADN a personas detenidas, permitieron identificar, inicialmente, un perfil genético de una persona que no guardaría relación con los hechos investigados, pero que sí les conduciría hasta un pariente suyo –sí relacionado con el crimen–.
Diseñando un árbol genealógico a partir del perfil genético obtenido, la Policía Nacional llegaba hasta el sospechoso de la comisión del asesinato, un sexagenario afincado en Málaga, con numerosos antecedentes por delitos contra las personas. El pasado jueves, agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría de Málaga se desplazaron hasta la provincia de Badajoz, donde habían situado los últimos movimientos del investigado y lo detuvieron.
Los investigadores han destacado que se ha trabajado “con perfiles desde los años 40” y ha incidido en que en la escena se obtuvieron más de 60 muestras y se han hecho más de 150 gestiones en la base de datos principal.
La inspectora jefa del Grupo de homicidios, Rafaela Polo, ha relatado que la víctima, David, “antes de morir, da la pista de quién es su asesino” cuando habla con su padre y amigos a los que les dice que “se ha encontrado con una persona y da una serie de características de esta persona”.
Ha precisado que llegó un momento en el que “ya sólo cabe el tema del ADN” y ha precisado que ahí fue fundamental la inspección ocular y la intervención de la Policía Científica. En este punto, ha explicado que a raíz de ahí se buscó “una rama familiar de alguien que no tiene ADN en nuestras bases y tenemos que buscarla. Nos fuimos al registro y llegamos hasta el 1949”. También se recurrió a partidas de bautismo.
Ha dicho que la investigación ha sido “realmente complicada”, con un cambio de nombre y con un registro digitalizado “desde los años 50 pero nos hemos retrotraído hasta 1871”, ha apuntado, al tiempo que ha precisado que una vez “se puso nombre”, se buceó en las redes y en archivos lo que llevó a descubrir que “este hombre tiene un pasado de asesinatos que ya ha cumplido y alguno de ellos con una similitud con este”.
En este punto, ha puesto de manifiesto también el trabajo realizado por los expertos en ciberdelincuencia y ha agradecido a la familia “que siempre ha confiado en nosotros”, asegurando que este caso “siempre estaba sobre la mesa”, al igual que lo ha dicho el comisario jefe de Policía Científica, Salvador Romero.
Este comisario ha apuntado que la investigación estaba casi “estancada” hasta el pasado mes de abril, cuando “da un giro” con una búsqueda que “permite determinar la existencia en la base de un perfil que estaría relacionado con la muestra desconocida de esa cremallera de la mochila, que estaría relacionado vía paterna”, incidiendo en “la implicación” del laboratorio de ADN de Granada.
El subdelegado del Gobierno, Javier Salas, ha asegurado que la resolución de este caso deja claro que la Policía Nacional “cuenta cada vez con mejores medios humanos y materiales para perseguir el crimen y que están en constante actualización los procedimientos y los métodos para el esclarecimiento de los delitos”.
“No importa el tiempo que pase, no importa la complejidad del crimen, no importa las dificultades que presente la investigación, porque contamos con unos servidores públicos con una alta profesionalidad que acabarán resolviendo el caso y llevando a los culpables ante la justicia”, ha dicho Salas, quien se apuntado que la resolución de este crimen permite a la familia “descansar, sabiendo lo que ocurrió”.
El comisario jefe provincial, Enrique Barón, ha incidido en la profesionalidad y experiencia de los agentes y ha subrayado “el espíritu del servicio público y al ciudadano, cada vez con más entrega y con más calidad” y también la metodología científica aplicable a la investigación policial “de primer orden”.
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